¿Qué motivó la guerra hispano-estadounidense de 1898 y por qué fue tan breve?

En 1898 Estados Unidos provocó la guerra contra España para expandirse internacionalmente y convertirse en un imperio colonial al uso de la época, aprovechando la débil situación política, militar, diplomática y económica por la que atravesaba España.

En esta guerra de poco más de tres meses de duración, los objetivos prioritarios para los Estados Unidos eran Cuba y las Islas Filipinas. Puerto Rico y la Isla de Guam, se podría decir que “vinieron en el lote”.

En el caso de Cuba, el interés era fundamentalmente económico. La Isla de Cuba era un goloso mercado para los productos de la industria estadounidense y además en ella se producían en grandes cantidades azúcar, tabaco, café, ron, bananas y otras frutas tropicales. Estos productos, sobre todo el azúcar, el tabaco y el café tenían en aquel contexto histórico un alto valor comercial y generaban altos beneficios para productores, intermediarios e industriales del sector. Por este motivo, durante los años anteriores al bloqueo naval de la Isla, a la declaración de guerra y a la posterior invasión de Cuba por parte del ejército expedicionario de los EEUU, varios de los más significativos industriales de los EEUU reclamaban a su gobierno la anexión de la Isla, a la vez que promovían y financiaban económicamente insurrecciones internas en Cuba y campañas en la prensa de EEUU contra España y su gobierno en la Isla. Un papel relevante en estas campañas de difamación hacia España, que pretendían crear un estado de opinión favorable a la guerra y a la anexión de Cuba por parte de EEUU, lo tuvo el magnate estadounidense de la prensa en aquel momento, William Randolph Hearst (el “ciudadano Kane” del cine y que para algunos fue el precursor de la “prensa amarilla”).

Una vez comenzada la guerra, la proximidad geográfica de la Isla de Cuba a Estados Unidos le daban a éste una ventaja estratégica desde el punto de vista de la logística militar que, unido a una flota de guerra algo más moderna y con mayor potencia de fuego, hacía inviable una victoria de España.

En el caso de Filipinas el interés para los EEUU era geoestratégico. Su anexión les permitiría ejercer influencia en la parte occidental del Pacífico, Oceanía y sobre la costa oriental de Asia. Todo ello en un contexto en el que las grandes potencias comerciales europeas del momento (Gran Bretaña, Francia, Holanda, Portugal) controlaban el comercio y sus rutas en aquella importante región, y en otras potencias emergentes (Alemania, Japón y Rusia) ya se atisbaba su interés por posicionarse para ello (Alemania compraría a España en 1899 el resto de las islas Marianas, las Carolinas y Palaos -En ese momento España, sin apenas flota de guerra y arruinada económicamente tras la guerra con EEUU, no estaba para negociar en condiciones de igualdad ni en disposición de defender tan lejanos territorios-).

En lo relativo a la duración de la guerra en Filipinas, ésta podría haber sido mucho mayor sin la hábil maniobra diplomática de los EEUU que impidió el suministro de carbón a la flota española que defendía el archipiélago (la flota, aunque algo más anticuada que la del adversario, era esencial para defender Filipinas a largo plazo). En este caso, en principio, la ventaja estratégica la tenía España y la distancia jugaba en contra de los dos contendientes. Pero la fuerza motriz de los buques se obtenía mediante motores de vapor por lo que las flotas de guerra de la época utilizaban como combustible el carbón mineral. En este contexto, la diplomacia de los EEUU trabajó a fondo para impedir que la flota española de Filipinas recibiera suministros de carbón desde las colonias y bases comerciales que tenían en la zona Gran Bretaña y el resto de países europeos (los puertos británicos de Singapur y Hong Kong eran la clave más importante para éste bloqueo de suministro, aunque también lo fueron Macao y los puertos portugueses del sur de la India, los de la Indochina francesa y los de las Indias Orientales Holandesas). Asimismo, EEUU consiguió a través de su diplomacia que Gran Bretaña (en su calidad de administradora del canal) impidiera el paso por el canal de Suez de los buques carboneros enviados desde España.

El resto ya es bien sabido: “la honra sin barcos”; “los golpes de mano con uniforme de rayadillo y bayoneta calada en la manigua”; ”el sitio de Baler con los últimos de Filipinas” y otras heroicas gestas de los marinos y soldados españoles, y otras “gestas” no tan brillantes de los políticos y diplomáticos finiseculares de la España decimonónica…

(Este texto lo publiqué como comentario en este mismo blog hace algunos días en el post ¿Puerto Rico quiere la Reunificación con España? Teniendo en cuenta el interés que, en mi opinión, la cuestión podría tener en este tipo de debates, he decido ampliarlo un poco y publicarlo como post independiente.)