Hace unos meses una amiga me habló de una cuenta de Instagram que le parecía muy tierna y sorprendente. Conocedora de mi amor por los animales y especialmente por los gatos –sentimiento que ella también comparte–, mi amiga estaba segura de que los relatos felinos llenos de música y mimos me iban a encantar. Busqué entonces el perfil de @sarperduman y me dejé llevar por la sensibilidad de sus publicaciones.
Sarper es un joven turco, residente en Estambul, que dedica su vida, energía y tiempo a rescatar gatos callejeros y cuidarlos con todo cariño. En su cuenta de Instagram podemos observar su respetuosa convivencia con los felinos. Sarper ha adoptado 19 gatos que llenan de ternura sus habitaciones y su perfil en la red.
Esta semana Sarper ha compartido un vídeo producido por Dear Alyne en el que revela el origen de su pasión por los gatos. Hace diez años, Sarper padecía una fuerte depresión que le quitó por completo las ganas de vivir. En un momento de total desesperación y ninguna perspectiva, intentó quitarse la vida tirándose desde la azotea de su edificio. Sin embargo, el joven parece compartir con los gatos aquello de las siete vidas. Se hizo mucho daño, eso sí, sobre todo en la espalda, pero sobrevivió.
Un día, cuando aún estaba convaleciente, acudió a un picnic con su padre en un parque de Estambul. Sarper aún seguía muy triste y desmotivado, pero ese día su vida empezó a cambiar. Tumbado en el suelo, con la movilidad reducida, observaba sin interés cómo los demás se divertían. De repente, ignorando a las demás personas que se encontraban en el parque, un gato callejero se le acercó y se le subió encima. Tal desparpajo le sacó una gran sonrisa, la primera en mucho, mucho tiempo.
Ese momento mágico le reveló al joven turco su vocación –o misión en esta vida–. A partir de entonces, Sarper empezó a fijarse en los gatos callejeros y a sentir por ellos una inmensa empatía. Le preocupan sobre todo los más débiles y enfermos, los que él mismo dice que no tendrían ninguna posibilidad de sobrevivir en la calle.
En compañía de sus mininos, Sarper se siente feliz y completo. Un gato, en un momento clave, le salvó la vida. Él, a cambio, se dedica a salvar a los gatitos callejeros de los malos tratos y de una muerte segura.
Ah, se me olvidó decir que Sarper toca muy bien el piano (es profesor de piano, por cierto). Si quieres ver qué ocurre cuando él toca el piano en su casa, rodeado de gatos amantes de la música, no dejes de visitar su Instagram.